domingo, 15 de enero de 2012

Pesadilla y tiempo.

Cerrar los ojos y, simplemente, soñar. Así comienza esta historia con el sueño más dulce que has tenido en mucho tiempo, un sueño que acaba transformándose, de un día para otro, en una pesadilla. Sabes que es algo que desearías olvidar pero te ha dejado tan marcado de por vida, una cicatriz que, poco a poco  está empezando a sanar, lenta pero firmemente.

¿Pesadillas? Prefiero pensar que este sueño del que uno comienza a despertar ha sido un viaje por los más oscuros temores que poseo. Una lucha incesante contra todos los demonios que habitan mi mente. Herido en unas ocasiones, en otras vencido, con la rodilla en el suelo, mirando hacia el manto negro azabache bordado de estrellas, grito. Un grito de rabia, un grito de dolor, un grito de frustración. Una pesadilla de verdades que se derrumban encima de mí.
 
 
La incertidumbre, muchas veces, me puede. Algo tengo claro, no volveré a perder mi corazón, tendrá sus heridas, estará remendado, me ha jugado malas pasadas, pero es lo más valioso que poseo. Ese corazón soy yo, sin más. Quiero que me devuelvan todas las lágrimas que he derramado, ahora comprendo que no merecía la pena, las quiero todas de vuelta y las quiero ya. Ahora sé que el momento ha llegado.

Todas las pesadillas llegan a su fin y cuando acaban uno se pregunta “¿Y ahora qué?” Tiempo, uno necesita tiempo, sin más. Seamos sinceros, cuando uno dedica todo su esfuerzo, toda su energía, todo su “yo” en ponerle fin a una pesadilla solo quiere tiempo. Tiempo para uno mismo, tiempo para los que quiere, para disfrutar, para pasear con su perrita, para salir. Recuperar ese tiempo para tomar un café con una gran amiga, para discutir del mundo con un buen amigo, tiempo para que una persona que has conocido hace escasas semanas te encante y trastoque tú mundo.


Por mucho que se haya repetido la pesadilla ahora veo con claridad que no todos los sueños son amargos, no todos los sueños van a herirme, hay sueños muy dulces. Esta pesadilla ha servido para conocerme mejor, para enfrentarme a mis temores, para valorarme. Al final ha sido un viaje, no exento de problemas, hacía el autodescubrimiento.

Ahora tengo las ideas más claras que nunca y lo más importante ya no le tengo miedo a las pesadillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu visita

Lo mejor de ti